Monthly Archives: Setembro 2012
A CIDADE DE ROMA
Imos ler unha pequena parte dun gan libro : EL MUNDO CLASICO (ROBIN LANE FOX)
“Roma, por entonces una populosa ciudad de (probablemente) un millón de habitantes, la más grande con mucho del mundo. Las diferencias sociales seguían siendo asombrosamente grandes.

Una vila romana
Los ricos vivían en grandes mansiones, pero los más pobres dormían donde podían; los relativamente pobres se hacinaban en elevados bloques de pisos de madera con tabiques delgadísimos, el sueño especulativo de los terratenientes. Estos «receptáculos verticales» construidos precipitadamente y atestados de vecinos estaban rodeados de calles estrechas y tortuosas, mientras que el suministro de agua era muy desigual y los transportes públicos brillaban por su ausencia.
Unha rúa da cidade de Roma, coas insulae
La Roma de la mayoría de la población era a la vez un sueño y una pesadilla. Era también, por supuesto, una sociedad esclavista. En la década de 60 a.C. un solo senador tenía no menos de 400 esclavos viviendo en su casa: por consiguiente, si ese senador era un caso típico, «el senado» (el conjunto de los hombres mejores y leales) era el propietario de casi 250.000 de los seres humanos que habitaban en Roma. Tal vez dos quintas partes del millón (aproximadamente) de habitantes de la ciudad eran esclavos, y buena parte del resto, eran ex esclavos, libertos, que seguían «obligados» por lazos de clientela a sus antiguos amos.

Escravos romanos
Los ciudadanos humildes eran la plebe, pero dentro de la plebe no debemos confundir a los que tenían vínculos con las grandes casas con los que carecían de ellos. Pues, en efecto, existía una plebe «respetable» y una plebe «sórdida», gentes que mendigaban cualquier cosa. Las modernas ciudades de chabolas atestadas de refugiados de Egipto o Pakistán son lo más parecido que podemos imaginar a esta «Roma del orden», aunque en ellas no exista la esclavitud aceptada por todos que había en Roma. Había quedado demostrado que la «otra Roma» estaba más allá de las capacidades o el interés de la amada República de Cicerón.

Patricios e plebeos